lunes, 5 de enero de 2009

Año nuevo, propósitos nuevos, y de ahí la misma historia que todos ya conocemos, que terminarán por ser los mismos del año siguiente. Los propósitos que cada 31 de diciembre ennumeramos no ascienden durante el transcurso del año a la categoría de compromisos y por eso seguimos en lo mismo. Nuestra actitud no cambia y por eso el mundo tampoco, somos superficiales, insensibles y decidiosos, no nos mueve que el mundo esté en crisis, y está vez no sólo me refiero a la crisis económica de la que se habla diario en las noticias, sino de una crisis más devastadora causada por la superficialidad y el egoísmo a los que hemos confiado nuestra existencia. En nuestro repertorio de propósitos sólo existimos nosostros mismos, pues los elaboramos con la filosofía de "primero yo, luego yo y después yo", no pensamos en el prójimo para nada, no pasa por nuestra cabeza la idea de proponernos entender mejor a otra persona, ser más bondadosos, o símplemente dar más de nosostros. Sólo queremos tener más dinero, vernos mejor y cosas por el estilo que en caso de llegásemos a cumplir, no beneficiará a nadie más que a nosotros, ¿así de que sirve?

Necesitamos algo nuevo, si queremos que nuestro mundo sea un lugar más justo, en el que realmente existan libertad e igualdad para todos dentro de un contexto pacífico necesitamos colaborar, pensar en alguien más que en nosotros mismos, y desprendernos un poco de las ideas que se nos venden, de que la vida es algo complicado para lo que necesitamos mil cosas. No necesitamos nada, más que creer que trabajando unidos todos los días podemos lograr mucho. Un año nuevo empieza, y junto con él un compromiso que tomar, no sé cual vayas elegir, hay una larga lista de la que puedes escoger uno, sólo mantenlo vivo y no desistas, lo puedes lograr, tu compromiso puede ir desde regalar más sonrisas hasta apoyar una causa, todo cuenta, lo único importante es que se cumpla, y eso está en tí.